A Aída
Me cuentan un secreto
que siento que ya conocía.
En la calle aún quedan
tres gatos y la lluvia.
Mereces un cuento
sin hadas y con magia,
de esos que escuecen
porque nunca acaban
porque son de verdad
porque se inventan solos.
Va a quedar, por fin,
la prueba de que existes.
Nunca es tarde para gritar,
morderte las uñas,
depilarte las cejas,
cantar a la luna,
leer a Tolstoi o a Borges.
El final abierto,
la respuesta que
nunca llega.
En casa seguirá el ruido,
pero tú estarás viviendo
y eso sí lo sabes.
El mejor secreto es aquel
que se cuenta con la mirada.
En la calle aún quedan
tres borrachos y la lluvia.
Tómate tu tiempo y escribe
ese desenlace perfecto
de esos que escuecen
porque son excitantes
porque son obras maestras
porque se inventan solos.
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