Hoy te he soñado distinto:
eras más alto
estabas más canoso
sonreías
hablabas sin parar
-apenas en susurros-
y me recitabas versos,
no sé si para enamorarme
o para complacerme
(tampoco importa, 
era sólo un sueño).
Yo te miraba a los ojos,
observaba tu boca,
tus gestos
y eras tan distinto
que seguías siendo tú,
el de ahora,
el de hace un rato
-peligroso, atento...-
fascinado por mí
pero nada más.

Nada más salvo esto:
el patético dilema 
entre el sueño y la realidad.

No hay comentarios: