A mitad de camino entre el infierno y el cielo
yo me bajo en Atocha, yo me quedo en Madrid.
Joaquín Sabina
La ciudad no es más
que un decorado,
quizás porque mi
mente
está en otro sitio:
en otras dudas
y respuestas,
en otros
inconvenientes
y preocupaciones,
en otros paisajes
y bucolismos.
Enseguida me
pregunto
si los edificios
han sido siempre
tan trágicos,
el asfalto
tan soso
y los árboles
tan suicidas.
La verdad,
es fácil adoptar
es fácil adoptar
una actitud
casi paternalista
con esta ciudad
que me agota,
obligándome
a naufragar
en los momentos
en que menos lo
necesito.
Y es que cuando
todas estas cosas
se convierten
en un recortable,
una casa de muñecas,
-un póster de
Antonio López
que me recuerda
dónde vivo-,
mi realidad es bien
distinta
y yo me bajo en Atocha,
pero por Joaquín
Sabina,
no por Madrid.
(Camerún, Julio de 2012)
No hay comentarios:
Publicar un comentario