Supongo que hay
errores
que se repiten,
palabras
que suenan demasiado
porque las he dicho pero
no quiero volver a pronunciarlas;
abrazos
que me han dado
sinceros y sin ganas;
sonrisas
que se podían haber evitado,
decepciones
que no he podido evitar.
Y es que siempre
llueve sobre mojado
aunque, en el peor de los casos,
la culpa no sólo la tengo yo.
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