MONÓLOGO CON EL IMBÉCIL

Y con sueño de nuevo se volvió lentamente
adonde nadie
sabe nada de nadie.
Adonde acaba el mundo.
Luis Cernuda, No intentemos el amor nunca.

- ¡Eres un imbécil!
- ¿Yo?
- ¡Sí, tú! ¡Tú! ¡No puedo dejar de pensar en ti!
- ¡Entonces la imbécil eres tú, no yo! Mírate… Pensando en mí día y noche pero, si no lo hicieras, yo no sería un imbécil para ti; sería la imagen de una de esas personas que hay en tu vida… normales, aburridas y prácticamente sin un rasgo a destacar.
- En realidad querría eso…
- ¿De verdad?
- No, pero como eres un imbécil, tengo que evitar que estés día y noche en mi cabeza, y hablándome como ahora me estás hablando… Es bastante molesto, ¿sabes?
- ¡Vale! Ya paro…

Su imagen se borra de mi mente y me quedo a solas y a ciegas.

No hay comentarios: