IDOLATRÍA


Tracen una raya y pongan a un lado las cosas que tienen que ver con amor y, al otro, las que tienen que ver con cariño. En una mitad estarán pasión, idolatría o arrebato y en la otra estarán costumbre, urólogo y colcha. ¿Qué más pruebas necesitan?
Benjamín Prado, Mala gente que camina.

Cuando somos jóvenes, nadie nos previene acerca del peligro de las idolatrías.
De repente, te encuentras adorando a un ser humano al que valoras por encima de todas las cosas; inteligente, rebelde sin causa, inconformista… Y crees que no existe nadie igual, porque hasta ahora no habías conocido a nadie igual. Entonces, caes en la trampa invisible que hay alrededor de ese ser humano, una trampa que no es como las demás, por eso es tan peligrosa: te va absorbiendo poco a poco, te descentra, piensas que el mundo debería de llenarse de personas así. La idolatría, sutil y venenosa, te ha atrapado. Es difícil darse cuenta de ello, tardas un tiempo en saber que alguien es tu ídolo y, si tienes suerte, puedes escapar.
Pero… ¡Ah! Un día, cuando menos te lo esperas, llega otro ser humano, se va adentrando con precaución en tu vida, y logras averiguar cómo alguien puede superar tus expectativas anteriores. Caes por segunda vez en una trampa prácticamente idéntica a la otra, salvo por un pequeño detalle: quizás ahora, no tengas tan claro si quieres escapar. La idolatría ha pasado de ser tu gran carga a ir contigo de la mano, y no lo llevas mal.
Desgraciadamente, la idolatría no es una fiel compañera. A veces se confunde con el amor, o con la obsesión, y entonces te aprieta tanto la mano que tienes que ponerte una venda y reposar, hasta que todo pase.
Cuando somos más mayores, vamos aprendiendo que ningún ser humano merece ser demasiado idolatrado. Sabemos que, cuando hay indicios de idolatría, hay indicios de amor, y con eso nos basta. Cuando queremos a alguien lo tenemos muy o ligeramente idolatrado, pero poseemos la capacidad para controlar la trampa que le rodea.

Eso sí, todo esto es en términos generales. También hay mayores que no han sido prevenidos todavía sobre el peligro de las idolatrías.

No hay comentarios: