A CINCO MINUTOS

Un momento esperado
desde hace tanto tiempo
me lleva a ti,
y me enfrío.

Me enfrío
pero no puedo escapar
ni gritar
ni patalear
porque no tengo edad para ello
y debo ser civilizada.

Tirito.
Un trueno me sobrecoge.
Parece que está lloviendo,
pero el termómetro marca 20ºC.

Lo que sucede después
ni yo me lo explico
porque los momentos tan esperados,
cuando pasan
(y pesan rápidamente)
son fáciles de olvidar.

El reloj manda.
Un frío glacial congela
mis ganas de hablarte
pero, ¿a quién le importa?
Mañana todavía
es Primavera,
y hay que sonreír
antes de que nos castañeen
los dientes.

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