DESCUBRIMIENTO METAFÓRICO

He descubierto que mi reflejo es muy falso.
No aparezco yo al otro lado.
Me enseña a alguien ebrio de nada,
a dos ojos que nunca mienten,
sin sombras y sin caricias.
¿Es ese en realidad mi mundo?
A lo mejor es éste el que no refleja nada,
y allí no se refleja nadie
porque yo parezco no existir.
Entonces es eso: un reflejo de mentiras
esperando la luz. Ya llega,
Me descubro poco a poco.
¿Existo o no existo?
¡Qué falso! ¡No me veo!
Dos ojos me contestan pero no me reconocen.



¿Soy yo?
Me enseñan una lágrima humilde
transformándose en ola,
sin sombras y sin caricias.
¿Es ese en realidad mi mundo?
No puede ser. Parezco no ser yo.
A lo mejor soy una mentira
y no sé si ahora miento.
Mi reflejo es muy falso
pero me está haciendo dudar.
Quiero pasar al otro lado, donde
sólo se ve la libertad, sin ambiciones,
sin sentimientos. Sin embargo...
¿Está mi nombre, junto con otros más,
tatuado en la piel de ese mundo?
Dos ojos que nunca mienten, ebrios de sabiduría,
me enseñan mi nombre, reluciente,
enorme y con letras doradas
en este reflejo falso. Mi nombre está solo...
Decidido.
Me quedo donde estoy.

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