TESTIGO DE CARGO

Súbete al tren
para que ya no te recoja nadie en la estación.

Pero no vuelvas,
no vuelvas y finjas que todo ha cambiado,
que ahora eres feliz
–otra sonrisa, otro corte de pelo,
quizás algún kilo de más-
e insoportablemente mentirosa.
No me digas que quieres tener hijos y casarte,
que ya olvidaste todo
para que, por fín,
el antes y el después
sean tan sólo el ahora.

Tendrías que haber subido a ese tren.
Tu mirada dice mucho más de lo que piensas.

Si me quedan fuerzas
seré madrina de tus hijos,
testigo en tu boda, apoyo en tu olvido...
y una acompañante más el día de tu funeral.

No hay comentarios: