UNA BUENA EXCUSA


Hay ya demasiada literatura hecha con lágrimas, pero una no se cansa nunca de escribir cuando llora, así que hay que aprovechar las ocasiones tristes -y el otoño- para poder decir en voz alta: ¡Soy poeta!

Y, lo mejor de todo, es que te verán con los ojos llorosos y tendrás más credibilidad.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

admito que lo que más me ha gustado es el final xD

Zamarat dijo...

A lo largo de la historia de la literatura, se ha comprobado que abundan más los poemas a la tristeza que las composiciones alegres. Está claro: la necesidad de escribir es mucho más fuerte en los momentos de "bajón"; se convierte en la mejor de las medicinas.
Buen fin de semana!!