A Raquel.
Invade mi espacio vital,
dientes sin carmín,
lágrimas facilonas
de tabaco barato.
Dame la mano,
princesa con p
mayúscula, por favor.
No te abandones,
no te abandono,
si pecas es porque
no han sabido pedirte perdón.
Hay una herida.
Ahí, lejos.
¿La sientes?
Nos odia:
la apedreamos,
pataleamos,
apuñalamos
y, cuando no queda
nada más que
un recuerdo,
te conformas con haber querido.
Ahora que ya
has tirado los dados,
te toca a ti jugar
a ser tú.
"Resistir es vencer",
como dijo aquél.
No hay comentarios:
Publicar un comentario