DESAYUNO CON AUDREY

(A Sofía, más Holly que nunca)

“¡Las personas no pertenecen
a nadie!”,
le dice Audrey
a un George Peppard
abatido.
Tú, con los diamantes,
piensas que has vencido
y no se ríe nadie,
ni sin ti ni contigo,
de tu pobre corazón.
Sienta la cabeza
y aprende la lección;
el señor Peppard
sabe mucho más que yo.

El gato sin nombre
se resbala entre mis sábanas
y me da un beso breve,
casi sin sustancia.
Nadie sabe cómo se llama,
nadie pregunta, nadie se atreve.
El gato libre en su jaula
y Audrey ya no lo quiere.
“Siempre acabarás tropezando
contigo misma”,
pero que no te asuste
ser realista
con tu cigarro encendido
y tu porvenir.
Un diamante te pertenece
y tú perteneces
a un gato sin nombre,
embelleciendo la libertad de amar
y el amor por ser libre.


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